Fortalecer la memoria, mejorar tu nivel de vida y aumentar tu productividad son las grandes ventajas de dar una “cabezadita”.
Una siesta diaria siempre es un aliciente para mejorar la calidad de vida de cualquier ser humano. En España, sobretodo, se ha implantado como deporte nacional, y un verano sin este descanso no sería lo mismo, pero todos nos preguntamos, si ¿sólo tiene como objetivo el descanso y la recuperación de energía o hay algo más detrás de este ejercicio tan placentero? Pues bien, según un estudio realizado por la científica María Korman y su equipo de la Universidad israelí de Haifa, aseguran que la siesta es necesaria para consolidar la memoria y es la mejor medicina para luchar contra el Alzheimer.
Para hacer entender este supuesto, el equipo universitario analizo a dos grupos de participantes a los que se hizo memorizar una secuencia de movimientos que debían de realizar con los dedos de la mano. A través de este ejercicio se comprobaba la capacidad, dependiendo de la rapidez y corrección con que se realizaran los movimientos. Mientras uno de los grupos realizaba el ejercicio, el otro disfrutaba de una estupenda siesta de una hora. Y, a la hora de la verdad, el grupo que durmió mostró una clara superioridad en el desempeño de sus tareas frente a los que no habían dormido.
Pero este no es el único beneficio que aporta echar una cabezadita. Dormir una siesta puede ser una gran manera de recuperar horas de sueño, también sirve para aumentar la productividad y hacer que la creatividad de las personas florezca. "La siesta deja al cuerpo en un estado relajado, contrarrestando los efectos del estrés diario, mejorando la atención, la productividad y el estado de ánimo, además de la circulación sanguínea o los niveles de colesterol", según afirma el experto Gonzalo Pin Arboledas, Director médico de la Unidad del sueño infantil de la clínica Quirón de Valencia.
En definitiva, todos los que practican el deporte nacional están de enhorabuena, ya que esta sana costumbre es la mejor medicina según los especialistas, ya que puede reducir hasta un 37% el riesgo de morir de una enfermedad del corazón (por la relajación que una siesta implica), siempre que se sigan unas pautas relativas a la duración de éstas, no más de 60 minutos de descanso y siempre entre las 14 y las 16 horas del día.
Descansar NO engordaAsí es, también podéis dar palmas ya que este falso mito de que “descansar hace que engordeís” no es cierto. La realidad es que en cuanto al gasto calórico, no existe mucha diferencia entre sentarse a ver la tele o tumbarse y echar una cabezadita.
Se ha comprobado que una siesta de 30 a 40 minutos incide positivamente en nuestra salud y ayuda a su vez a que nuestro cuerpo digiera mejor los alimentos.
Así que, ya sabéis, disfrutar de este respiro todo el año.